La subida de las temperaturas y el aumento de las horas de sol, son el pistoletazo de salida para disfrutar más que nunca de nuestros jardines, en los cuáles, el césped es la estrella principal.
Tener un jardín, es un tesoro y debemos cuidarlo para que reluzca año tras año. Para ello, además de nuestros cuidados, la clave son los materiales y, en el caso de un jardín, la base es el césped. Por eso, debemos de elegir con mucho cuidado el césped que vamos a tener. No es lo mismo un césped artificial que uno natural. ¿Quieres saber por qué? ¡Sigue leyendo y descubre las ventajas de tener un césped natural!
Ventajas del césped natural
Además de su apariencia, el césped natural beneficia al suelo y al ambiente. ¡Veamos en profundidad todos los beneficios de sembrar césped natural en nuestros jardines!
- Apariencia. Aunque se suele decir que la apariencia no lo es todo, en el caso del césped, al menos, es una característica fundamental. En lo que a la estética se refiere, el césped natural no tiene rival. ¿Quién no quiere un precioso manto verde, colorido, tupido y suave al tacto?
- El mejor y más natural aire acondicionado. Por todos es sabido que el césped natural ayuda a refrescar el ambiente en épocas de excesivo calor. Esto se debe a que su follaje absorbe los rayos de sol, más aún si lo regamos y está húmedo, ayudando a generar un ambiente fresco y agradable.
- Barrera contra el ruido. La hierba en lugar de amplificar o rebotar el ruido como, por ejemplo el cemento, absorbe el ruido, reduciéndolo entre un 20 y un 30%. El césped es ideal, por tanto, en las zonas urbanas para reducir el impacto acústico.
- Reduce la polución y minimiza los efectos de la contaminación. Las hojas, al igual que absorben el ruido y el calor, absorben la contaminación del aire, generando un oxígeno puro en sus inmediaciones.
- Controla la estabilidad y erosión del suelo. El césped natural se acopla perfectamente a la tierra formando una capa compacta que genera estabilidad al mismo. Si el césped es denso, logra absorber hasta 6 veces más agua de lluvia, ayudando a mantener la estructura del terreno y evitando deslizamientos.
Sembrando césped natural desde la semilla
Como ya sabéis, en Eurogarden somos fieles defensores de la siembra desde la semilla como la mejor manera de disfrutar de huertos y jardines naturales en los que nosotros tenemos todo el control. En cuanto al césped, no podía ser menos y abogamos por un césped natural, sembrado por nosotros mismos. Si os animáis a intentarlo, ¡os dejamos unos breves consejos para que el resultado sea un césped perfecto del que disfrutar todo el año!
1. Prepara el terreno. Antes de sembrar las semillas, debemos limpiarlo de piedras, malas hierbas y raíces. Para eso, lo recomendable es hacer un laboreo en profundidad y luego pasar el rastrillo para dejarlo nivelado.
2. Siembra las semillas a voleo, preferiblemente mediante una sembradora para evitar dejar huecos sin semillas. Las semillas deben enterrarse a no mucha profundidad, (entre 0,5 y 1 centímetro) y siguiendo las indicaciones del saco con respecto a la dosis recomendada. Una vez sembradas, pasa un rodillo para asentar la semilla en el terreno.
3. Riega de manera regular y moderada, es importante evitar que se seque la capa superficial, pero evitando los encharcamientos. Una vez el césped haya crecido, podemos espaciar los riegos aumentando la dosis. Lo ideal es regar a primera hora de la mañana o por la noche, cuando el sol aún no ha empezado a hacerse notar.
Además, es clave regar de forma adecuada al tipo de césped (cada variedad requiere más o menos agua) y terreno. En cualquier caso, será clave no aplicar el agua de riego a un ritmo mayor que la capacidad de absorción del suelo para evitar encharcamientos y posteriores problemas de hongos.
Una aproximación sobre los riegos del césped sería: en primavera, regar en días alternos (un día sí y un día no); en verano, regar diariamente evitando encharcamientos; en otoño, unas 2 veces por semana, interrumpiendo el riego si llueve y/o aumentando la frecuencia si viene muy seco (o según la zona); y en invierno, regar aproximadamente cada 20 días si no llueve lo suficiente o el césped se muestra seco.
4. Abona tu césped cada año para devolver al suelo los nutrientes absorbidos por la hierba y que se pierden tras la siega. Las necesidades variarán en función de las características del terreno, pero el elemento principal es el nitrógeno, que es recomendable aplicarlo en su forma de liberación lenta durante los meses de crecimiento del césped.
5. Siega tu césped con regularidad. Lo recomendable es hacer la primera siega tras la siembra cuando este alcance los 10 centímetros. En los siguientes cortes, te recomendamos no cortar más de un tercio de la altura de las hojas al momento de realizar el corte.
6. Otros cuidados que debes tener en cuenta, son el escarificado y el aireado para oxigenar el suelo y evitar que el fieltro acabe impidiendo que lleguen a las raíces el agua, el abono y el aire. Lo recomendable es escarificar una vez al año, en primavera u otoño, y airear dos veces al año en primavera y otoño.
Siguiendo los consejos del post, estamos seguros de que gozaréis de un césped natural perfecto que levantará exclamaciones de admiración. ¡Estamos deseando que compartáis con nosotro@s vuestra experiencia en nuestro perfil de Instagram!
Os animamos a echar un vistazo a nuestra amplia gama de semillas de céspedes, adaptadas a distintos climas y zonas geográficas para que sea como sea tu jardín, disfrutes de un césped perfecto.
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